
De este viaje me llevo la sensación del trabajo constante y bien hecho y de realmente estar al lado de la gente más pobres, escuchando sus necesidades y buscando soluciones.
Es la segunda vez que viajo a República Dominicana y ahora sé que siempre regresaré: gente maravillosa, la naturaleza increíblemente bella y la música que invita a soñar.
Gracias a Jesús y Damilca, a Joselo, Armando, Sagrario y Alejandro, amigos españoles y dominicanos que me han enseñado a conocer mejor y amar más este país.
Hogar Mundo Feliz: nuestro proyecto va llegando a su fin.
Con la inauguración del Salón de estudios y su equipamiento termina nuestra fase de construcción en el Hogar. Han sido muchos meses de intenso trabajo, pero gracias a los socios, colaboradores y la subvención del Ayuntamiento de Málaga, las niñas y adolescentes del Hogar cuentan con un espacio limpio fresco y ordenado para realizar sus tareas y formarse con talleres educativos.
Tuve el honor de cortar la cinta que inauguraba el Salón y asistir a la misa que bendijo el lugar. Fue un día muy emocionante para todos, pero sobre todo para Jesús Criado, nuestro expatriado y Sor Altagracia, directora del Hogar y del proyecto, que han puesto todo su esfuerzo para dotar al Hogar de agua corriente y un espacio para el estudio, y planificar todos los talleres educativos que profesores, educadores, niñas y adolescentes.
En este mes se finalizará con el equipamiento del Centro de Formación.
Ramón Santana: proyectos presentes y futuros
Cada vez es más difícil encontrar gente en la que creer, desinteresada y con el único objetivo de intentar mejorar la vida de los que le rodean. Esto encontré en el Consejo de Acción Comunitaria de Ramón Santana, un pueblo precioso a media hora de la Romana, donde se concentran los más lujosos resorts de Dominicana.
Los miembros y colaboradores del Consejo son voluntarios que luchan por cambiar las cosas en su comunidad. Junto con ellos ya hemos realizado algunos proyectos. Ahora un nuevo reto se presenta: la construcción de 25 viviendas y 10 letrinas en una zona tremendamente pobre del pueblo. Las imágenes que veis no son capaces de ilustrar lo que uno siente paseando por esas casas: sin suelo, sin ventanas, con un calor asfixiante, 8 o 10 personas viviendo en menos de 30m…
Joselo presidente del Consejo me enseñó el lugar. Él conoce a los propietarios de las casas y está convencido de que podremos construirlas. Nosotros, los socios se Justalegría tenemos que ayudarle. ¿Cómo? Haciendo más socios, financiando parte del proyecto, participando en los eventos para recaudar fondos. Porque, pensadlo, ¿puede una persona tener esperanza e ilusión en el futuro sin una vivienda digna?