
Mi aventura en República Dominicana empezó en junio de 2007 a través de un programa llamado Vacaciones Solidarias que, desde hace cuatro años, lleva a cabo FUDEN (Fundación para el desarrollo de la enfermería ). Llegué a Sabana Grande de Boyá, y me alojé en el Hogar Infantil “Mundo Feliz”, de las Hermanas Misioneras del Corazón de Jesús.
Allí, vivían y viven niñas de diferentes edades que proceden de familias marginadas y muy pobres, las cuales, a la falta de recursos económicos, se les suma, a muchas de ellas, la falta de afecto y amor de sus familias; por eso, aquellas niñas se ganaron nuestro más sincero cariño, pues no nos marchábamos nunca sin sus abrazos, sonrisas, poesías, bailes
En Sabana Grande de Boyá me llené de muchos valores que, por desgracia, en nuestra sociedad vamos perdiendo. A pesar de la falta de los recursos más básicos, como son el agua, la luz y, como no, una vivienda digna, la gente dominicana es hospitalaria y generosa con lo poco que tiene.A mi regreso a España pensé que tenía que volver para tratar de conocer más necesidades de aquel lugar y encontrar la manera de poder colaborar de alguna manera. Así, tuve la posibilidad de volver otro mes, entre noviembre y diciembre, del 2007 con las Hermanas.
Raquel a la izquierda de la imagén con las Hermanas Misioneras, voluntarias de FUDEN y algunas niñas del Hogar Mundo Feliz. 2007
El destino es así de mágico en ocasiones y, en este viaje, conocí a Jesús Criado y a Justalegría. Él, representando a esta ONGD, estaba preparando un proyecto para construir una cisterna que almacene agua en el Hogar, junto con lo necesario para que llegara a los grifos de la cocina y de los baños de las niñas. También incluía en su proyecto talleres para las niñas y otras mejoras para sus estudios.
Me entusiasmó con las ideas que me dio y, al regresar de nuevo a casa, no me lo pensé y me hice socia de Justalegría, aunque fuera con una cuota pequeña.
Si escribo estas líneas, es para agradecer a Justalegría y a organizaciones como ella, que sigan luchando por un mundo más justo y equitativo.
Este año, he vuelto dos veces a Dominicana; en abril, tuve el placer de comprobar que el proyecto estaba en marcha y, en los meses de octubre y noviembre, fue más grato aún verlo terminado!!!. Las niñas no precisan cargar cubos por el patio, recibieron varios talleres sobre diferentes materias con monitores cualificados, valorándolos con mucha satisfacción.
Por todo ello, sigamos atentos a la Web de Justalegría, donde leeremos los nuevos proyectos que tienen por otras zonas de dominicana y, en la medida de lo posible, continuar colaborando para que se lleven a cabo con éxito.
Confío en volver pronto por el país y encontrarme que estos proyectos son realidades.
Raquel, Puertollano-Ciudad Real